lunes, 6 de octubre de 2008
CARTA DE M.CARMEN A RAFAEL
Querido Rafael:
No podía dejar pasar esta ocasión para darte las gracias por haber hecho de instrumento de Dios para mí. Me explico:
Tu enfermedad llegó hasta todos nosotros como “una bomba”, como algo que no esperábamos de ninguna manera. Pero ahí estaba como una realidad doliente, sangrante, cada día un poco más.
Yo, que soy una persona religiosa, me encontraba en los meses anteriores con el listón muy bajo en mi relación con Dios.
Pues en esos días tan tristes, experimenté una gran corriente, no sabría cómo explicarlo, que invadía mi persona, que afianzaba mi confianza en Dios… y en ti. Tenía una certeza, asustada, de que las cosas no iban a salir mal. Claro, ahora es fácil decirlo….
Pero hoy sé, positivamente, que entre todos los que estamos aquí, y algunos más, creamos un gran “campo magnético” de, unos la llaman energía positiva, otros lo llaman cariño, y otros la llamamos fe en Dios, que hizo posible que recibieras toda la fuerza necesaria para empezar a orinar. ¡Qué alegría! Era el comienzo del fin del mal.
Para que luego digan que la fe no mueve montañas…
Y ese gran campo de energía positiva lo suscitaste tú. ¿Por qué será?
Gracias, Señor, por el regalo de la vida de Rafael.
Mª Carmen
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